Mal de Alzheimer

Todavía no logro comprender que pasó por la cabeza de Pepe Sand el último domingo. Fue totalmente inesperado, casi tanto como innecesario y, al menos desde mi punto de vista, falto de criterio.

Sand este año le hizo goles a todos sus ex equipos -Banfield, Colón y ahora River- por lo menos todos los que son de primera. Contra Banfield los gritó en el clásico del sur y no sorprendió a muchos; de más está decir que lo insultaron desde la tribuna del taladro. Contra Colón, en cambio, pidió disculpas, pero se fue insultado de todas maneras -cosas del fútbol-. Contra River no es lo mismo que cualquier otro, teniendo en cuenta que es el máximo goleador de las inferiores del club. Es probable que el cariño recibido en Santa Fe haya sido progenitor de su reacción.

Sucede que Sand había sido aplaudido por algunos simpatizantes de River cuando su nombre fue anunciado en la formación inicial de Lanús, e ignorado por otros menos carismáticos habituales de la San Martín -ignorado, pero no insultado-. El correntino mete el gol -que como agregado, era el descuento y fue de rebote, no era para un festejo descontrolado- y mirando a la tribuna en una actitud soberbia se señala a sí mismo y dedica el tanto a toda la gente de River. ¿Para qué?

La respuesta no tardó en llegar. Silbidos constantes cada vez que tocaba -o buscaba- la pelota y cantos como "fracasado, fracasdo"; "no te olvides, no te olvides, como te dimos de comer"; "vos sos de la B"; "correntino botón, vos sos hincha de Boca la puta madre que te parió". Y claro Sand, ¿qué esperabas?