29 junio 2007

Paso al frente

Argentina cumplió y goleó. Terminó coqueteando con la pelota en un partido que de arranque se venía complicando.

La selección nacional fue siempre dominadora de la pelota, pero no así del partido, ya que no creaba situaciones. El primer tiempo se fue empatado con más dudas que certezas, con más críticas que elogios.

Fue entonces determinante la entrada de Aimar, quien se sumó a la comparsa de Riquelme y Verón. El circo se vio beneficiado con la verticalidad del payaso, quien profundizó la tenencia de la redonda y fue cómplice del regreso de Crespo al área, ya no obligado a salir a buscarla.


El partido se cerró con un contundente 4-1, pero todavía quedan cosas por mejorar. Para destacar, lo bueno y lo que todavía hay que pulir en la celeste y blanca:

Lo mejor: el cuidado de la pelota; las siempre contundentes apariciones de Crespo; el orden y sacrificio de Mascherano; la tranquilidad de Riquelme aún cuando las cosas no salen como se esperan; la claridad de juego de Verón; las sorpresivas subidas de Zannetti; y, por supuesto, lo distinto que juega la selección con Aimar en cancha.

Lo peor: la poca movilidad y creación de situaciones del primer tiempo; lo mal que marca argentina del lado izquierdo; la falta de un sucesor para Ayala; la dependencia del juego individual; y sin duda, el estúpido puterío entre Cambiasso y Riquelme que como están enemistados no se pasan la pelota.

26 junio 2007

El heredero

Uno jamás quiere comparar a Maradona con ningún ser humano que alguna vez haya tocado una pelota. Jamás. Pero ¿cómo evitar caer en la tentación?

Cualquiera que mire jugar a Lionel Messi recibe en su memoria una descarga maradoniana; imágenes surgen fruto de la inspiración que brota del fútbol de este chico. Ese fútbol, ese estilo, esa técnica. Cualquiera que haya visto a Maradona en Japón 1979 se ilusiona al ver al Messi de Holanda 2005.

¿Y cómo no ilusionarse? Aquel chico que fue el mejor jugador del mundial juvenil del ´79 despúes nos trajo las más grandes alegrías; nos regaló la copa del mundo, su copa del mundo. Y Lionel, que casualmente -o no- juega en uno de los clubes que se pudo regocijar con la presencia del diez, fue también el mejor jugador del juvenil, 26 años después.

Por si fuera poco, cuando uno, por capricho, se niega a juntar en una misma oración al más grande con cualquier ser terrenal, Messi hace goles tan parecidos que de tanto verlos son iguales, a esos dos de aquel recordado partido contra Inglaterra. Parecidos, casi iguales, no importa.

Lo que importa es la luz que se enciende en los ojos de cada amante de la pelota cada vez que Messi se la adueña; y encara, y tiene un juego tan vertical como el de...sí, como el del mismísimo Maradona.

Claro que Maradona es un antes y un después en el fútbol mundial. Claro que Messi, haga lo que haga de acá en más, va a ser un súbdito más en el reinado de Diego; pero podría ser tranquilamente su príncipe heredero. El rey lleva en su cabeza la corona obtenida en México ´86, el otro mira con ansias la que Sudáfrica otorgará en el 2010. Que así sea.



La música no es la ideal, pero lo importante es la imágen.

22 junio 2007

El que se va sin que lo echen

Vuelve sin que lo llamen. Por eso Román tuvo que llamar, y el Coco atendió.

Riquelme vuelve a la Selección después de nueve meses de ausencia, después de un polémico y discutido alejamiento. JR dejó afuera de la Copa América a Javier Pinola quien, paradójicamente, había cambiado su fecha de casamiento para poder estar en el plantel.

Esperemos que pueda mostrar con la celeste y blanca lo que aportó para que Boca se consagre en la última Libertadores. Esperemos que las críticas no le pesen, que la casaca no le pese; a ver si así, después de catorce años, podemos ganar algo en selecciones mayores.

20 junio 2007

Crónica de una fiesta anunciada


Así salió Boca a la cancha: relamiéndose, esperando el pitazo final; esperando que arranque la fiesta del festejo, la fiesta del campeón.

La diferencia era clara, pero en el fútbol siempre se puede torcer la historia, siempre hay esperanzas. Estas mismas esperanzas se fueron diluyendo por propia acción -si así se le puede decir- del Gremio, que poco hizo para dar vuelta la final. Y encima, Gremio tenía a Boca como rival, tenía a Riquelme del otro lado. Si uno no se la juega, no hay fórmula milagrosa que levante un partido así.

Lo de Gremio fue muy poco fútbol, y algo de orgullo y dignidad. No tuvo más ocasiones que un tiro desde afuera en el travesaño, y un cabezaso en el palo -de Schiavi(?)-. Boca espero, se cerró bien de mitad hacia atrás, y confió en alguna contra para terminar de decretar lo que se veía venir.

Tres minutos necesitó Riquelme. Sólo tres minutos para cortar al Gremio cuando, por cantidad de gente en ataque, buscaba desesperadamente el descuento. El de los seis millones de pesos por cinco meses llevó la pelota al campo contrario y la pisó, y aguantó. La tuvo ahí, y no se le fue nunca, por tres minutos. Hasta que sacó un remate cruzado imposible para Saja, puso a Boca 1-0 arriba, y cerró con candado cualquier ilusión en Puerto Alegre.

Todo lo que vino después estuvo de más. Todo. El segundo gol, el penal errado por Palermo. Nada era trascendente. A partir del primer gol hubo un sólo equipo en la cancha, ni dignidad ni orgullo quedaba para el Gremio. Todos miraban a Ruiz y esperaban el silbato final.

Sexta Libertadores para Boca, y cuarta en ocho años, con una final perdida incluída. Puede llegar a entrar en discusión que muchas veces ganó sin hacer un buen juego, que muchas veces las pequeñas cosas del fútbol le soplaron a favor, que esos 17 campeonatos internacionales que se acreditan no son comparables con los 16 del Milan; pero nadie puede negar que este equipo tiene oficio, que sabe jugar partidos de ida y vuelta, que es un equipo con el que nadie quiere cruzarse en una llave. Nadie puede negar que a la hora de jugar la copa, Boca es Boca, y no es poca cosa.

16 junio 2007

El señor de los anillos III

Hace años, veíamos por televisión a extraterrestres, mounstros gigantes de la talla de Jordan, Pippen y Rodman. Tres jugadores que cuando estaban juntos en la cancha nadie les hacía partido. Veíamos la NBA, el mejor básquet del mundo.

Hoy lo volvemos a ver por televisión. Esta vez los tres cambian de nombre: se llaman Duncan, Parker y Ginobili. Ginobili, ese argentino que entró por la tardía acción globalizadora de la asociación americana; ese argentino que entró para hacer historia.

La página en el libro de los grandes ya la tiene reservada. Depende de él mismo hasta donde escribir. Tres anillos en cinco temporadas no es algo normal; aunque nosotros, hinchas de San Antonio ya estamos acostubrados. Y no los consiguió como alguno que estuvo en la lista a la sombra de aquellos sorprendentes Bulls de Jordan; el siempre es protagonista: la pelota está incendiada, "nadie quiere que sus dedos sufran el calor, los va consumiendo el miedo", "y ahí es cuando todos lo miran a él", y él la pide orgulloso, y lleva el equipo adelante. Son momentos donde los distintos marcan su diferencia, momentos donde la estrella LeBron James -Cleveland- no apareció.

Este tercero vino acompañado de un amigo y compañero de selección: Fabricio Oberto. Fabricio aportó muchísimo para el equipo en el juego sucio, ese juego que no se ve en las estadísticas, sólo apoyado por la cantidad de minutos en cancha.

Ginobili y Oberto, los mismos que son campeones olímpicos y los mismos a los que les robaran aquella final del mundo. Claro que hacen historia.

Algún día llegará el momento, y un nieto te va a preguntar por este tal Ginobili que hizo historia: "yo me quedaba viendolo por tele hasta la 1 en cada partido de playoff, era un fenómeno".

13 junio 2007

Cosas del fútbol


Por cosas del fútbol, Gremio sorprendió. Salió a apretar arriba a Boca, como pocos equipos hacen en la Bombonera.

Fue claramente superior durante todo el primer tiempo, y erró situaciones una y otra vez; y otra vez. No llegó a hacer lucir a Caranta por no patear al arco, o por patear mal. Así nunca consiguió la ventaja; y cuando se encontró abajo, nunca encontró el empate. Cosas del fútbol.

Boca, sin merecerlo ni buscarlo, se encuentra con un tiro libre cerca del área. Palermo -que estaba en offside al igual que Díaz y Palacio- le pega de bolea de zurda casi como lo haría yo -muy mal-, y le salió un pase a Palacio; Palacio la volvió morder, y le salió un pase a la red. Boca juagaba mal, pero encontró la ventaja de carambola, pegándole mal a la pelota, y porque el línea vio -o quiso ver- mal. Cosas del fútbol.

Segundo tiempo y sigue presionando arriba el Gremio, como si se jugara en Puerto Alegre. Se avivan en la salida de un lateral pero Tuta no llega a rematar. Y desde ahí, por cosas del fútbol, el partido cambió.

El xeneize hace la mejor jugada colectiva del partido -la única- y Clemente deja sólo a Palacio, que la toca suave y se la sacan en la línea. Más tarde un tiro libre que peina Palermo y Palacio otra vez le pega con el diario -y otra vez adelantado- y la pelota se va mansita por un costado. Había metido aquella cuando no era justo, y ahora que levantaba su equipo no pudo. Cosas del fútbol.

Para terminar de hundir al Gremio, Sandro no ve a Banega y levantó la pierna. Vio la tarjeta roja como las gotas de sangre que brotaron del labio del argentino. Sí, también son cosas del fútbol.

Y llegó el momento. Apareció Román, quien hizo valer durante toda la Copa los dos millones de dólares que pagó el líder del PRO por su estadía unos meses en el club. Jugando muchas veces mal, apareció cuando su equipo lo necesitó: metió el segundo contra el Toluca en un partido complicado; abrió el partido de ida ante Vélez con un golazo y calmó los corazones boquenses en la vuelta, con un córner que se desvió; inventó una jugada excepcional en el partido de vuelta contra Libertad en un partido chivo; mostró la luz en la neblina de las semis contra el Cúcuta para empezar a darlo vuelta. Cuando lo necesitaban siempre estuvo. Y volvió a aparecer. Aguantó la pelota hasta que le cometieran la falta, y clavó un terrible tiro libre. Los dos millones vuelven a Mauricio. Cosas de negocios. Cosas del fútbol.

Cuando Boca controlaba el partido, se pudo haber cambiado la historia. Un buen tiro del chico Lucas que obliga a Caranta a dar un rebote al medio. Llega Diego sólo y mostró que no es argentino ni mucho menos -cualquiera le hubiera roto el arco- y quiso tocar a una punta...y tocó, afuera. Cosas del fútbol.

El jugador de los millones apareció nuevamente pisando la pelota y sacando un remate difícil para Saja. Del rebote cayó un centro y los dos jugadores del Gremio que la fueron a buscar se chocaron entre ellos y terminó Patricio cabeceándo para su arco. Cosas de boludos. Cosas del fútbol.

Todo parece encaminar a Boca a una nueva Libertadores. Todo menos el recuerdo de que este año el Getafe le robó una serie al Barcelona después de ir abajo 5-2. Todo menos el recuerdo que tiene Russo de hace 24 años, cuando parecía haber logrado la hazaña contra el Gremio, y luego fueron los brasileros que se quedaron con la Copa. De todos modos este Boca es un entendido de estas situaciones. Sólo abrá que esperar una semana para ver que parte de la memoria se le despierta porque, según Freud, la memoria no es ni buena ni mala; es simplemente selectiva. Cosas de la psicología. Cosas del fútbol.

10 junio 2007

Salud, Campeón


San Lorenzo se coronó Campeón del Clausura 2007. Una fecha antes del cierre del torneo, el Ciclón se apropió del certamen. Acá van las que son -para mí- las cinco razones que lo justifican.

1- Ramón Díaz: Motivador como pocos, el nuevo San Lorenzo cambió su forma de encarar los partidos, los jugadores creyeron en el proyecto del riojano más famoso (por lo menos, el más famoso dentro de los confiables).

2- Es un equipo sin una figura que se destaque. No está EL jugador emblema; están Ledesma, Lavezzi, Fernández, Orion, Tula, Rivero.

3- El Nuevo Gasómetro. Hicieron una campaña de local envidiable: de 10 partidos, ganaron 9, y empataron contra River.

4- Los clásicos: paseó a Boca y a Racing y le ganó en un partidazo a Independiente. Contra River, el ya mencionado empate.

5- Los rivales: nadie se sumó en la pelea por el título. El tren pasó más de una vez para River, Boca y Estudiantes. Nadie subió, y San Lorenzo fue tranquilo sólo arriba.

¿Fútbol de Primera?

No debería ser árbitro de primera Rafael Furchi, y eso no es novedad. Que dirige porque es amigo de un grosso (?) como Gnecco tampoco. El error del partido entre River y Chicago en sí no fue tan grave –teniendo en cuenta que tuvo peores-; simplemente cobró una falta, que existió, sólo que él –a instancias del juez de línea- la vio adentro del área.

Un error para el cual no hay que hacer una búsqueda del tesoro para encontrar alguno similar. Lo que lo hizo distinto fue la situación: última jugada del partido, Chicago que pelea por salvarse del descenso directo -si hubiera ganado con la derrota de Belgrano de hoy ya se salvaba-, y estaba sacando tres puntos cotizados en euros.

El papelón vino después. Veinte minutos pasaron desde que señaló el punto del penal, hasta que Ferrari metió, por segunda vez, el gol del empate. Furchi no supo controlar en ningún momento la situación, dejando al desnudo su poca capacidad para estar donde está. Fue tan vergonzoso que hizo ejecutar dos veces el penal, porque había gente de Chicago dentro del campo de juego -¿pero si fue gol? es como hacer ejecutar de nuevo un penal que entró porque el arquero se adelantó-. En el medio pasó de todo, y lo vimos todos; invasiones, gestos, y sobre todo, frases para quedar en la historia. Frases no dignas de un equipo de primera división. Dejo acá un compilado de lo que pude rescatar viendo el partido, de otros blogs, y de los medios. Un regalito para El dedo en la llaga: showtime!

Ramacciotti dijo: “Ferrari, no hagas cagadas que no salen de acá” dando el ejemplo; “Editá, editá”, al camarógrafo.
Navarro Montoya dijo: “Al menos decime a que punta lo vas a patear” ; “Queremos que este partido sea legal y legítimo. Este error arbitral perjudica a hinchas, dirigentes, jugadores y el trabajo de todo un año”.
Filomeno (padre, el Mr. President) comentó que Furchi había recomendado: “Pídanles a los de River que lo tiren afuera”
Y por ahí, no pude distinguir de qué boca salieron cosas como “Ustedes no se juegan nada”; “Perdieron con Godoy Cruz y nos van a venir a cagar la vida a nosotros”; “Se va a armar quilombo”.

No queda mucho por decir. Ustedes sacarán sus conclusiones.

08 junio 2007

¡Felicitaciones!

Cuánta visión. El resultado de la primer encuesta de U.M. Deportivo tuvo acertadas conclusiones. El 59% de los votantes eligió a Boca como el futuro campeón –queda mejor poner el porcentaje que poner 17 votantes jaja; bueno, estamos arrancando-, el 28% al Gremio -8 votos-, el 10% al Cúcuta -3 votos- y por último, con el 3% -1 sólo voto- el Santos. En la final se cruzarán Boca y Gremio, ¿casualidad? No, creo que fue una profecía.

Ahora hay encuesta nueva así que ya pueden votar cuando quieran. Claro esta es más difícil de ver quién tenía razón, pero lo vamos a dejar anti-democráticamente en mi decisión personal, y al que no le gusta, que se maneje.

07 junio 2007

Hogar dulce hogar

Título ideado por alguien entendido, que me propuso para escribir la nota. Nada más correcto, sensato y sencillo. Hogar dulce hogar. Más haciendo referencia a lo que se viene, que a dónde se jugó el partido. Boca, en su casa, llegó a una instancia que ya lo tiene casi como si fuera el propietario: una final de Copa Libertadores.

Boca no sólo clasificó, sino que pasó literalmente por arriba al Cúcuta que no estuvo apto para las circunstancias. Cerrando la boca a más de uno que lo imaginaba ya fuera del certamen –yo incluido-, el xeneize mostró la chapa copera que lo identifica.

En medio de la intensa niebla Boca vio la luz de la mano de Riquelme -desconocido en el partido de ida- quien se reivindicó con un juego y un empuje típico de un líder habilidoso como él. Además de mostrar el camino, fue él mismo quien abrió la puerta de la victoria con un tiro libre magistral.

Los colombianos fueron superados en fútbol, en entrega, en despliegue…en definitiva, en todo. En nada se asemejaron a aquel equipo que, hace tan sólo una semana, sorprendió hasta al más conocedor del tema. Los futbolistas del Cúcuta miraban para el costado y deseaban la hora de subir a ese maldito avión que los lleve de nuevo al país cafetero, casi como un soldado anhela el regreso a su hogar después de meses de sufrimiento. Esa sensación transmitían: sufrimiento.

Cuando el gol no llegaba como debía –porque Boca ya había creado muchas situaciones- Palermo lo encontró con una guapeada saltando encima de todos, tirándole el cuerpo a todo ser que se interponga en el camino de su gol, del gol de la clasificación. El gol de Battaglia fue el que cerró la llave, para delirio del público local; y para que la niebla regresara, ahora producida por una interminable manada de bengalas que se encendían.

En la final ya esperaba rival Gremio, que no creo que haya sonreído cuando se enteró a quién deberá enfrentar. 180 minutos dividirán la gloria del fracaso, la historia del olvido, la eternidad de lo efímero. Por un lado, darle la razón a Russo de que se podía pelear todo y ganar –algo por lo menos, y casualmente la Copa, el algo más importante del todo-, darle el Bi a Macri, darle otra alegría a la gente xeneize y hundir en un año para intentar no volver jamás a su enemigo de siempre, River. Por el otro, volver a la cómoda pero muy utilizada frase de no se puede pelear todo, dejar a Boca en un año exclusivamente político, y a River, simplemente en otro año amargo más. 180 minutos.

03 junio 2007

Todos para uno, y uno arriba solo



Uno es San Lorenzo, más puntero que nunca.

Alguien alguna vez escribió "cuando quieres realmente una cosa, todo el universo conspira para ayudarte a conseguirla", casi como una profecía adelantando este San Lorenzo de Ramón. Un puntero que no ganó y, paradójicamente, se alejó de sus dos escoltas que ya no son una amenaza. Boca y Estudiantes atentaron contra el suspenso en la definición, y se retiraron de la pelea cuando más presión podían poner.

Los de Boedo realmente quieren salir campeones. Es el deseo de su gente, de sus dirigentes, de sus jugadores, y de su entrenador. Y es por eso que están bien arriba: por las ganas, por la entrega, por esa actitud contagiosa que nace desde las indicaciones del técnico; casi como un espejo de lo que fue el Estudiantes campeón del Apertura. Mucho fútbol no le sobra a un líder que en individualidades es inferior a varios de los equipos que vigila desde la cima.

Practicamente con el mismo plantel que fracasara drásticamente el torneo pasado -sólo se le sumaron Osmar Ferreyra, Cristian Ledesma y Gastón Fernández-, la clave estuvo en tener otra actitud, tener confianza. Un cambio que brotó de la ironía y la lucidez de un Ramon Díaz al cual San Lorenzo le estará agradecido por mucho tiempo.

Falta el sprint final, pero San Lorenzo tiene la carrera ganada. Mis felicitaciones para el club que se consagrará campeón, y para todos los que hicieron que esto sea posible; porque no olvidemos que "cuando quieres realmente una cosa, todo el universo conspira para ayudarte a conseguirla".