Cuenta la historia que en un pequeño reino, el mismo donde naciera el genio del fútbol mundial, vivía también este hombre, cuyos ojos brillaban al ver a su equipo, cuya vida había abandonado a un mundo de ensueños; soñaba despierto, su imaginación lo invitaba a viajar en un mundo de fantasías donde el dolor y la derrota no existían, y las historias eran siempre felices cuando de su camiseta se trataba.
Soñaba para sanar su corazón, que sufría desde hacía tiempo la ausencia de grandes campañas. Por las noches ahogaba su angustia en su almohada, a la cual le confesaba, continua e incansablemente, sus penas infinitas.
Él no lo abandonaba; sus lágrimas quedaban tatuadas en su rostro, pero él rogaba a las estrellas y juraba que todo cambiaría. Lo idealizaba y así su equipo seguía siendo parte de su vida, de su familia, de sus días. Semana tras semana, ni los fríos inviernos lo alejaban de las canchas.
Un día apareció otro hombre, bautizado Julio, quien monopolizó el negocio y olvidó el deporte. Inmune a las plegarias de los hinchas y para nada melancólico. Un empresario, según definición de las grandes escuelas.
Julio intentó una y otra vez arrebatar la fantasía de este hombre, pero fracasó continuamente. El hombre cerró cualquier acceso a intimidar su mundo de ensueños y siguió…era su vida, le gustaba, lo amaba.
Con el tiempo Julio se fue haciendo de amigos, empresarios también ellos. Les enseñó que a parte del juego el negocio era grande, y ellos aprendieron rápidamente.
Hoy se llevan a las grandes promesas de este reino a otros lejanos, mucho más lujosos por cierto. Hoy lo quieren alejar a él de las canchas mediante grandes contratos de la pantalla, mediante asesinatos y peleas de poder en los estadios, mediante periodistas pagos que venden humo tras humo con la intención de dejar en lo invisible el amor que el hombre siente. No se dan cuenta que no lo van a lograr. No se dan cuenta que este juego es más que un negocio, este juego es su vida…
El hombre, al igual que otros casi 400.000 soñadores, fue a la cancha este fin de semana.
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6 comentarios:
Ese hombre se parece a mi papa, a mi tio, a mis hermanos, a los amigos, a vos... Nadie puede arrebatarles la alegría antes del partido, la pasión de los 90 minutos y la euforia o la angustia del despues...
Y esperan, semana tras semana para comenzar nuevamente el ritual.
Para algunos el futbol es negocio, para otros un intenso sentimiento. Y para nosotras, que los queremos tanto, la posibilidad de verlos disfrutar, apasionados ese rato frente al televisor. Y de maravillarnos...y de envidiarlos por tenerlo.
Aplausos.
Ojala hubiera mas periodistas que escriban como escribis vos asi se terminaria la mafia en una parte del fútbol, el periodismo deportivo (TyC)
basta de robar grondona. dejanos el futbol
muy bueno el blog, el mio es elblogfutbolero.blogspot.com
está bueno porque lededicas el tiempo al analisis, un abrazo.
moro dice: comparto absolutamente lo que expresaron emu y ana.
realmente quede muy complacido con esa nota, una obra de arte.
gracias
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